Todos nos hemos sentido estresados en algún momento. No todo el estrés es malo. Este es una respuesta fisiológica y psicológica a un desafío o demanda (por ejemplo, cuando nos ayuda a evitar algún peligro o a cumplir con una fecha límite). Pero el estrés crónico, aquel que nos mantiene alerta incluso cuando no hay peligro, nos puede causar daño tanto físico como emocional.
Por otro lado, algunas personas después de haber vivido o presenciado un acontecimiento impactante (conflicto armado, desastres, violaciones, abusos físicos, asalto físico real o un accidente grave), pueden desarrollar un conjunto de reacciones emocionales y físicas, incluidos episodios que le recuerdan el trauman y que pueden durar desde meses hasta años, interfiriendo en sus actividades diarias.


